Translate

diumenge, 31 d’octubre del 2010

J. FAISTAUER IN LOFER

Cuando uno admira un objeto de hace siglos, a poco sensible que sea, se siente impresionado.


Hace ya muchos meses, mi amigo Joan, adquirió un arma de aire que raudo procedió a enseñarme. Cuando me vio entusiasmado, admirándola entre mis manos, sugirió la posibilidad de que me la quedara para “mirármela”... Los dos sabemos lo que significa eso de mirármela. Y yo, conociéndome, rehusé tal oferta, con excusas, para eludir la responsabilidad de meter mano a una pieza de esta antigüedad.


Quisiera tener dotes de investigador (y tiempo), para averiguar la procedencia y utilidad de dicha joya.


En cuanto a lo primero, algo se sabe con solo mirarla: J. Faistauer in Lofer. O sea que un señor apellidado Faistauer que vivía en Lofer, un enclave rural de los Alpes, cerca de Salzburgo, en Austria, parece ser que fue el armero que la hizo. Pero seria interesante saber más...





En cuanto a lo de su utilidad, no puedo más que imaginármela. Dado que la presión de aire se consigue mediante un fuelle, (accionado  por un muelle), alojado en la culata y de capacidad muy limitada, se deduce que el “soplido” capaz de impeler el proyectil debía ser más que modesto... Por lo tanto, debía ser ligero a pesar de que sus casi 9 milímetros de diámetro pudieran albergar una bala de peso considerable, totalmente imposible de mover. ¿Se usarían una especie de dardos emplumados?... Probablemente.
Por lo tanto, pensemos que era un arma para ocio, para “hacer puntería” en familia o entre amigos en interiores o jardines.
Y por descontado que quienes podían hacer esto serían gentes acaudaladas, que por otra parte explica que armeros de prestigio “perdieran el tiempo” fabricando unos mecanismos complicados y que adornaran el exterior con florituras de latón encastadas en la madera.





Lo que parece extraño es que además de punto de mira y alza (graduable) de buena factura y perfil muy fino (como si se tratara de conseguir gran precisión), llevara además (presumible por la base que aún existe, pero desaparecido actualmente) un dióptero que podría ser destinado para tirar a larga distancia con resultados considerables. (Es el sistema de puntería más preciso si no entramos en adminículos asistidos por óptica).


Total, que si su origen no es muy claro, su utilidad, es toda una incógnita para mí...
Muchos meses después Joan, no pudo resistir la tentación. Me comentó que el sistema que alguien había hecho para sustituir la coz de la cureña original, perdida se supone, no le convencía. (Perdonen la cursilada, pero es que uno ante reliquias como esta le asalta la tentación de hablar con propiedad, pues la cureña es lo que ahora conocemos como culata y la coz, es la cantonera o remate de esta...). Comentó también, así como el que no quiere la cosa, que había perdido la especie de llave que le hice a toda prisa el día que me la enseñó, que le permitía de mala manera montar el sistema de fuelle para, mal que bien, hacer un disparo.


Y efectivamente, donde debía existir una cantonera quizás metálica, ante su falta, alguien aplicó una madera plana sujeta con dos tornillos por una parte y una especie de gancho practicado en el ornamento de latón (también hecho posteriormente), por la otra.





Me decía mi compañero de pasión, que ante las ganas de enseñar el curioso mecanismo de fuelle a amigos y conocidos se encontraba con la dificultad de desenroscar los tornillos y que quería un sistema de portezuela con gozne que permitiera abrirla y cerrarla con facilidad.


Lógicamente, le dije que bueno. Que me la acercara y lo estudiaríamos. Al poco vino, lo comentamos y pareció un trabajo asequible. Me dejó el arma con la condición de que la espera sería larga pues dentro de pocos días yo entraba en quirófano para una operación de prótesis de una cierta importancia. El hombre paciente y confiado me dijo que vale. Tras largos meses, ya recuperado y un poco por vergüenza, decidí meterme en el embrollo (intuía que lo sería).


No soy partidario de “restaurar” demasiado. O sea, que procuro conservar lo que hay y no hacer cosas muy “postizas”. Pero como este arma ya tenía algunas piezas que alguien había hecho y se notaban a la legua, me propuse sustituir o manipular sólo estas y respetar totalmente lo original.

 



En la parte inferior de la culata, había un ornamento de latón, de no muy cuidada factura, que sustituía (supongo) el original y que servía para ocultar los mecanismos. Decidí replicar esta pieza (no mejor hecha, por cierto), pero de modo que tuviera un apéndice saliente que se tornara bisagra que permitiera la apertura. Así podía eliminar los dos tornillos que fijaban la tapa y la pieza similar que en la parte superior la aguantaba, mediante un pliegue, se convertiría en la fijación por clic del sistema.





Esto me llevó un cierto trabajo con herramientas no muy adecuadas, pero creo que conseguí el objetivo.











El hecho de que mi amigo hubiera perdido la llave para montar el mecanismo me obligaba moralmente a hacerle otra. Puestos a hacer algo más digno, busqué por internet algún arma parecida para ver como era la manivela que debía hacer las funciones. Tampoco es que fuera fácil, pero algo encontré.

Total, que me dibujé una plantilla en cartulina que me sirvió para cortar mediante caladora y radial una plancha de 3 milímetros. En una parte soldé un trozo de tubo redondo que por un extremo había forjado a cuadrado del tamaño adecuado. Un pomo de madera de roble hecha a torno con su correspondiente eje debidamente remachado, en la parte contraria, convirtieron el engendro en una manivela adecuada para montar el muelle que acciona el fuelle de pergamino que va en el interior de la culata.













Con la manivela hecha, ya pude montar el mecanismo. Bueno es un decir… A duras penas y tras ímprobos intentos, agarró el diente retenedor y manipulando el disparador (o lo que creía era el disparador), se soltó el muelle y se oyó un fufff… consistente, pero nada parecido a una carabina de hoy en día.


Ante mi estupor y confirmando mis temores desde que acepté el encargo, no pude volver a montar el sistema de nuevo. Me lo temía, me lo temía…


¿Qué hacer ante tal situación?


No podía retornar el arma a su dueño, entregarle la manivela y decirle: Mira aquí lo tienes todo, pero no funciona.


Por lo tanto, me puse manos a la obra y empecé desmontando todo el sistema de muelle. Lo que es el fuelle como no era necesario, no lo toqué para nada, no fuera a desgarrarlo pues debe ser algo delicado e insustituible.

Unas piezas harto rústicas, labradas con medios rudimentarios de la época:





Analizando el funcionamiento a la vez que lo desarmaba, intuí que el problema era doble. Por un lado faltaba un tornillo en el eje principal (centro foto siguiente) que no permitía que este se desplazara  y perdiera apoyo en uno de los laterales y quedara trabado e imposible de montar el sistema. Por otro, de menor gravedad, faltaba una chaveta (chaveta partida de las que se doblan las puntas) que asegurara  el pasador que se ve en la parte inferior de la foto:

Repuse los dos elementos, uno imprescindible y el otro para asegurar el no perder el pasador en la ocasión menos pensada.


En la siguiente foto se puede apreciar bastante bien el fuelle de pergamino:





Bueno, volver a montar todo no fue tarea fácil, pero tampoco imposible. Con tesón y paciencia quedó en perfecto orden.


Con la ilusión de un chaval con zapatos nuevos, marca “Gorila”, (con los que daban una pelotita de goma verde de regalo) -perdonen el inciso los que no han vivido aún medio siglo- procedí a montar el sistema.


Funcionó. Presioné el “disparador” y nada. Insistí desesperadamente varias veces y nada. De pronto: Ploff!!!. Soltó el soplido.


Me quedé algo mosca. Volví a armar y de nuevo que no disparaba. En uno de los intentos, presioné el gatillo y lo dejé escapar violentamente…Ploff!!!


Caray, cosa mas rara… Así repetí varias veces y soltando violentamente el disparador, disparaba (valga la redundancia)… O sea que era como que funcionaba al revés¿?¿?
Ante tamaño dilema, no tuve otra alternativa que seguir desmontando:

El sistema de disparo en mis manos. Se puede ver a la derecha, dentro de la madera la punta de la varilla que comunica el sistema de disparo a la parte trasera de la culata, donde un diente retiene en posición de montado el muelle que acciona el fuelle. Esta varilla va encajada en el apéndice que queda cerca de ella que sobresale del “casette” de disparo.
Con esta pieza en mis manos estuve intentando averiguar su funcionamiento. Y mi cara debía ser un poema… No entendía nada. Al presionar el gatillo, se montaba el sistema de modo que el muelle de lámina que se ve en primer término quedaba tenso… En lugar de soltar “algo”, trababa un muelle. Inaudito. No salía de mi asombro.
Como suelo hacer, “aparqué” las piezas hasta que me llegara la inspiración.
Cuando estaba buscando información en Internet para hacer la manivela de carga, encontré y guardé en el ordenador unas imágenes (de varias armas de este estilo, tres concretamente).

Observándolas y casi por casualidad di con lo que me llevaría a la solución: Todas tenían un pinganillo recto y finísimo por delante del gatillo. Y entre estos dos, había un tornillo en todas!!!!
¿Qué podía ser el tornillo? Un tornillo de ajuste de la sensibilidad del disparador. ¿Y que sería el alambre finito ese de la parte delantera?... ¡Tate! Ahí se me iluminó la bombilla…. UN DISPARADOR CON PELO!!!!!!!!
Acto seguido tomé el casette de “nuestra” carabina y ¡Oh! ¡Sorpresa!,. Además del consabido tornillo de regulación, tenía un agujero rectangular en donde más o menos las armas de las fotos tenían el apéndice largo y delgado.
Rápidamente deduje que tenía ante mis ojos un sistema de “doble disparador”, también conocido como “disparador con pelo o al pelo o de pelo, que de todas formas lo he oído llamar”. O sea, un dispositivo que se montaba con lo que yo creía que era el gatillo y que se disparaba con el palito desaparecido. Por lo tanto, había que desmontar todo para ver o intuir que forma debía tener la pieza que era verdaderamente la cola de disparador. Manos a la obra pues:







Y esta es la pieza. Por suerte existía, en principio pensé que habría que inventársela porqué alguien habría abierto el casette y la habría “perdido”, pero no… Por los restos que se ven, había intentado soldarle la cola.No puedo negar que se me presentó una tarea ardua. Había que replicar la pieza que es de unas medidas exiguas que requerirían habilidad de joyero. Busqué un retal que sabía que me quedaba por algún rincón, de una plancha de acero que en un momento dado adquirí en una fábrica de resortes para otro trabajo. El primer problema fue que el grosor era mayor y tuve que rebajarlo. Luego cortar la forma aproximada mediante radial y a continuación a lima dar la forma adecuada. Como el cuerpo de la pieza original era muy fino, demasiado, a mi modo de ver, lo dejé más ancho y luego mediante pruebas, fui rebajándolo de a poco para conservar la mayor resistencia posible. La parte donde forzosamente debía ser muy fina resultó ser la punta donde apoya el tornillo regulador externo que no tiene mayor importancia para lograr resistencia máxima de la pieza. Por lo tanto, la parte donde sale la cola de disparo, la dejé todo lo robusta posible para minimizar la posibilidad de que se rompiera al accionar el mecanismo.

Dada su endeblez, había que darle resistencia y flexibilidad… Procedí pues al templado y luego revenido… (No se lo digan a nadie, pero tuve que repetir el trabajo de chino dos veces, pues el primer ejemplar me quedó quebradizo como un cristal y ante la prueba de rigor se me partió).
Una de las dificultades con la que tropecé es que el agujero de la pieza en cuestión es minúsculo: 0,8 de milímetro. Para practicarlo tuve que valerme de una Dremel y buen pulso.
Una vez montado todo, se puede apreciar el funcionamiento en este video:


La palanca superior que sale despedida hacia atrás, es la que encaja en la varilla que transmite la orden a la parte trasera de la culata y que desengancha el diente que retiene el muelle del fuelle en tensión.
Hay que reconocer que es inaudito para nosotros que vivimos en una sociedad de usar y tirar, que la hora-operario es carísima, que no podemos emplear esfuerzos en vano en nada, que alguien se haya “matado” pergeñando casi a mano unos mecanismos tan ingeniosos y complejos para un arma que presumiblemente servía solo para “pasar el rato”. Desde luego que quien pasaba el rato debía ser gente pudiente…
Una vez puesto todo en su sitio, se puede revivir las sensaciones de disparar un arma tan singular. Pero, desengañémonos, es un arma para exponer y admirar:


Una pena no ser propietario de ella, pero el honor de “manosearla”, no es un privilegio menor. Gracias Joan.

divendres, 6 d’agost del 2010

COMETA DE CAÑÓN FIJO

En el ya largo tiempo que llevo pululando por los foros de armas de aire comprimido, cantidad de veces se ha hablado de la falta de una carabina Cometa de cañón fijo de unas prestaciones y calidad parecidas a la Fénix o más recientemente a la Fusión que no deja de ser lo mismo pero con un reestiling bastante acertado.

A tal punto llegó el tema en un par de los foros habituales, que a un participante en cuanto “abría la boca”, ya alguien se pitorreaba con lo de “cañón fijo”. Si bien había pensado en ello, no tenía un diseño claro, pero en un momento dado se me ocurrió bravuconear que “yo” me haría una Cometa de estas características.

Un poco por cumplir y un poco porque me gustaba el reto, me puse a pensar seriamente en el proyecto. De entrada tuve claro que puestos a diseñar una carabina de cañón fijo que mantuviera si no aumentara el prestigio de Cometa, habría que ir pensando en emular las Air Arms o HW de este sistema… Pero este no era mi caso.

Yo no tengo medios para pensar en una carabina de concepción enteramente nueva ni mucho menos. Y no soy empleado de Cometa (Ni conozco la fábrica, siquiera). Ni nadie me ha encargado tamaño trabajo. Sólo a modo de divertimento pretendo “reconvertir” una Fénix en una de cañón fijo, pero precisamente me interesa que se reconozca a la citada carabina. O sea, que transformando algunas piezas, pero conservando la cámara y todos sus mecanismos de origen, fijándole su propio cañón, reformando algo su culata, etc., lograr algo que siga disparando, y si es posible, aún mejor. Como, a mi modo de ver, las Fénix adolecen de falta de peso y quedan un poco saltarinas, añadiendo hierro seguro que se consigue mayor estabilidad.

Pero puestos a pensar en el sistema de introducción del proyectil se suscitan las primeras dudas. Para mantener o mejorar las prestaciones de un arma como esta debería pensar en un sistema que no aumentara el espacio muerto entre el pistón en su posición avanzada (en reposo) y la cola del balín. Esto se consigue y muy bien con el sistema de cámara flotante (HW 77-97, Tx200, Dianas 48-52-54-56, etc.), pero pensando en conservar la cámara de potencia original, era inasequible. El sistema de bloque descendente (Gamo CF30, por ejemplo) podría ser bueno, pero es complicado de realizar con mis medios. Aún sabiendo que no es el óptimo porque aumente el “volumen muerto”, decido lanzarme por el sistema de robinete, canilla, grifo, o como le llamemos inspirándome en las Diana50, BSA Airsporter, Webley Mark3 o incluso la española Estrella Symba que creo se “inspiró” en esta última…

Dispongo de una Fénix que sirvió de cobaya para cerciorarme de que el puerto de transferencia que llevan de origen es el óptimo… (Bueno, es otra historia, pero solo diré que practiqué una rosca en el puerto de transferencia que me permitía cambiar los pasos de aire enroscando unos espárragos con orificios practicados adrede de diferentes diámetros. El experimento fue muy placentero y me confirmó que los Cardew en su libro estaban en lo cierto). Total, que esta Fénix que ya estaba “desgraciada”, es la víctima propiciatoria para el invento.

El primer paso es cortar las “alas” que forman el basculante y acortar el macizo al máximo, respetando los anclajes delanteros de la culata. Acto seguido, practicar un agujero lo menor posible, teniendo en cuenta que tiene que abarcar el puerto de transferencia y el alojamiento del trinquete que fija el cañón basculante (previamente hay que quitar este). Luego practicar una rosca de un paso fino. En este caso fue una métrica 20/1.

Con el destrozo perpetrado, no hay vuelta atrás… A continuación de un macizo redondo procedo a hacer una pieza de empalme de la cámara con el cañón que será la que sostendrá la canilla que al girar permitirá la introducción y alineamiento con el cañón del proyectil.


En la rosca, en su montaje definitivo, se pondrá sellante neumático, pero además incluyo una junta tórica que al enroscar a fondo queda un poco comprimida entre los planos a los que practico un ligero asentamiento. Así aseguro una estanqueidad total y además me permite durante las pruebas no tener que poner sellante.

Por el otro extremo practico el alojamiento del cañón (el propio de Cometa debidamente maquinado) que se fija con un espárrago por la parte inferior.

Acto seguido agujereo lateralmente i en el mismo centro, el alojamiento del robinete de un diámetro de 12 mm. y que dejo muy prolijo mediante un escariador. Hacer el propio eje, la manija que facilita su giro, la entalla que la fija en su sitio mediante el tornillo pertinente es lo siguiente.

-Señalo aquí que las tóricas que le pongo al citado eje no sirven para nada… Pensé que darían un “toque” suave a la manipulación, pero es trabajo en vano… Lógicamente no mejoran el sellado porqué el aire se escapa por otros sitios si no se trabaja con tolerancias muy pequeñas. Por lo tanto, en el próximo desarrollo que tendré que hacer en pos de conseguir mejores prestaciones (luego lo cuento), no pienso ponerlas.-



Una vez montado queda tal que así:


Y trabaja de este modo:

Obvio es decir que hay que cuidar muy mucho que la alineación con el cañón en su posición de cerrado sea perfecta y luego ir retocando la palanca y su espacio de movilidad para que en la posición extrema de abierto entre el balín sin mayores problemas.

Para conseguir que sea un arma más pesada que la original, además de todo el sistema de montar que ya será macizo a mansalva, pienso que a fin de que quede equilibrada, debe engordar algo de la parte delantera. Procedo a enfundar el cañón, que he acortado previamente, con un tubo al que practico unos agujeros aliviadores que circundan un cono interior que desvía los gases acompañantes del proyectil a unos pocos milímetros (menos de un calibre) de salir de la boca de fuego. Para fijar esta funda practico rosca en ella y en la pieza fabricada anteriormente.

La parte de ensamblaje del cañón para que sea fijo, está resuelta. A continuación hay que pensar en un mecanismo para montar el arma.

La inspiración me llega de ver las tripas de una BSA Airsporter. Intento hacer el injerto sin soldar nada ni eliminar partes del “hierro” de Cometa.

Se me ocurre que la palanca puede accionar sobre una pieza fijada por el mismo tornillo que sujeta el bloque trasero interior al cuerpo y que permite, mediante una roca en su cabeza, fijar la parte trasera de la culata con el tercer tornillo.

La cosa se complica cuando me percato que la pieza que empujará el pistón a su posición más atrasada (arma montada), debe pasar por debajo de esta pieza soporte. Por lo tanto el mecanizado será algo más complejo. A la segunda intentona, consigo la pieza deseada, porque la primera quedó débil y al primer intento de montar el arma se dobló…

El empujador del pistón, se moverá porque la palanca, mediante una biela, tirará de él. Pero claro, esto comporta que debe tener un apoyo en el otro extremo, pero que le permita deslizar fácil. La solución que se me ocurre es este “puente”, que se fija a la pieza de nueva construcción que soporta el cañón fijo al cuerpo y alberga el robinete de carga:

Esta pieza, además soporta el pivote que fijará la palanca en posición de reposo mediante un sistema de pulsador con melle que encaja su “ojal” en él. Este puente, tampoco fue acertado en su primera versión. Tras una serie de acciones de carga, fue cediendo y tuve que proceder a hacerlo de nuevo procurando reforzarlo. Es lo que tiene el trabajo de amateur: Prueba-error y paciencia.

Una vez repetida también la biela, esta vez no por débil, sino porque no tenía la forma idónea y no permitía que todo el mecanismo quedara oculto dentro de la culata, quedó tal que así:
Para que todo este mecanismo entrara en la culata, hubo que modificar esta alargando la ranura por donde entra el cañón quebrado hasta casi el guardamonte. Lo justo para que la palanca pueda hacer todo el recorrido necesario para montar el arma. No negaré que esto debilita la chimaza, pero como sigue con los dos tornillos laterales que la fijan al cuerpo metálico, queda más que aceptable. No creo que la madera de ningún problema de debilidad.

O sea que una vez todo en su sitio, y a falta del pavón que cuando esté satisfecho de su rendimiento procuraré darle, queda así:
Y digo que cuando esté satisfecho… Porque, la verdad, ahora mismo no me convence el resultado.

Soy consciente desde hace mucho tiempo que un arma de muelle y pistón es un compendio de equilibrios y que no se puede cambiar algo sin que pierda éste. Casi siempre, cuando he pensado una mejora, en primera instancia ha sido un fracaso. Luego reconduciendo y reequilibrando a veces he conseguido verdaderas mejoras y… ¡A VECES NO!
Y me refiero mayormente, a las prestaciones en cuanto a potencia, claro.

Es cosa asumida por la gente entendida que el espacio muerto que queda entre el pistón en reposo y la falda del balín debe ser el mínimo posible. Lógicamente, sabía que poniendo el sistema de canilla perdería unos metros por segundo, al aumentar este volumen. A parte de lo leído, esto lo tengo claro porque siendo poseedor de una Diana 50 y una Diana 35, que tienen las tripas idénticas, la primera que tiene este sistema de introducción del proyectil, jamás ha igualado en potencia a la de cañón de quebrar. Y esto partiendo de sellos y muelles nuevos y con montajes (lubricante, etc.) idénticos al haberlos hechos yo mismo.

Sabía que perdería algo, pero no imaginaba que tanto. De los casi 24 julios que se sacan de una Fénix del 5.5, he pasado a escasamente unos 15 julios (¡!!!!¡)

Repasando los errores cometidos, creo que tengo la pista de por donde van los tiros… Los Cardew en su libro The Airgun from Trigger to Target, que es la biblia del aire comprimido, tras prolijas pruebas concluyen:

De estos experimentos llegamos a la conclusión de que en el momento del disparo la
cola del proyectil debe primero calzar contra el extremo del cañón y entonces, a medida que
la presión sube la falda colapsa hasta tener el mismo diámetro que el orificio, momento en
que se libera y acelera con máxima presión detrás.


Pues me temo que esto no sucede en mi caso. Cuando mecanicé el agujero que debe contener el balín, en la canilla, primero perforé desde el puerto de transferencia y con esta en su posición de cerrado, con broca de 3 milímetros que luego ya a parte, fuera de su alojamiento, fui agrandando progresivamente, hasta conseguir mediante escariador cónico, que el proyectil pasara justo por su parte angosta (hacia el cañón) y así entrara bien en su alojamiento por el otro lado que era mayor. Y la verdad es que no entra muy fácil, porqué la conicidad lograda es muy pequeña i poca la diferencia de diámetro entre la entrada y la salida. Esto supongo que provoca que el proyectil quede en mitad de esos 12 milímetros “suelto” pero ni siquiera selle. Así no obtura bien y no se logra el pico de presión necesaria.

Las próximas pruebas, irán encaminadas a hacer una pieza nueva con agujero más cónico (no tengo claro la forma de hacerlo aún, pero algo se me ocurrirá…) para que se pueda arrojar (que no introducir, por decirlo gráficamente) el balín dentro de la canilla, pero que no pueda salir fácilmente por la parte delantera… Que ajuste bien, pero sin pasarse, claro, que luego igual no agarra las estrías y pierde precisión… O sea que quizás sea necesario más de un intento!!!

Ni que decir tiene que tendré mucho cuidado que el ajuste de la canilla en el agujero sea el correcto para que no fugue aire… El cañón, además de fijado con un espárrago, lo dejo estanco poniéndole sellante neumático al introducirlo… Veremos si mejoramos en el desempeño.

Pues, nada, esta vez he presentado una realización inacabada. Pero es que llevo mucho tiempo sin añadir nada en este blog a pesar de haber trasteado siempre en la medida que el trabajo (y la salud) me lo ha permitido, pero no siempre lo hecho es digno de exposición, por ser simple y cotidiano…

dimecres, 7 d’abril del 2010

KIT MACCARI PARA HW80

Desmontar una carabina Weihrauch HW80 es tan fácil como separar la culata mediante los tres tornillos clásicos y desenroscar la parte trasera de la cámara de compresión. A diferencia de otras, no es necesario ni siquiera tocar el grupo de disparo, que queda inserto en esta pieza posterior que separamos. Volver a montarla tampoco es muy complicado en cuanto a necesitar compresor de muelles, pues con algo de fuerza se puede vencer éste y (con habilidad) enroscar. No niego que ejecutar las dos acciones al mismo tiempo tiene su miga...


Cuando compramos un rifle, siempre estamos con la duda de que potencia es la real. En el caso de HW80, si miramos casas comerciales, nos encontramos que puede disparar los balines 5,5 a 720 pie/segundo ó 221 m/s según unos:


O bien 804 pies segundo según estos otros:


Pero nadie nos dice con que peso de proyectil se ha conseguido.

Puestos a indagar, creo que es mejor pararnos en:


Y concretamente en la tabla correspondiente al calibre 5,5 (.22), en la línea de los pellets JSB Exact, que son los que uso para las pruebas de armas, por ser muy regulares y ampliamente conocidos.

Según esta página da una velocidad de 696 pies/segundo (212.14 m/s) y una energía de 17 pies/libra (23 y muy poco julios)

Tal como me llegó, recién salido de la armería y tras unas decenas de disparos para estabilizarlo un mínimo, procedí a la medición de unos cuantos disparos. Dieron estos números:

216,6
215,2
218,2
214,9
215,9
215,6
etc., etc….

Por lo tanto, incluso un pelín superior en prestaciones.

Como el caprichoso de Silvio (dueño de la máquina) se preocupó de adquirir y facilitarme un kit de Maccari, me dispuse a cambiarlo a pesar de que el muelle original está sólo estrenado. No dudo de que el muelle del insigne Jim es de una reconocida calidad y seguro que le durará muchísimo, pero a partir de mis experiencias, lo que es el sello… Tengo mis dudas. Ahora me explico.


El kit estaba compuesto de sello (4), de un material negro, de formato ligeramente diferente al original, con un acabado no muy liso y que tiene una especie de “segundo labio” junto al pistón, que verdaderamente no se para que sirve, el muelle (5), (alambre de 3,7mm.ø - 22 mm. ø exterior – 29 espiras), con la consiguiente guía embadurnada en su medida justa de la grasa pegajosa negra


característica llamada “Tar” (No se adjunta el botecito, como creo que hacía antes) puesta en un extremo. y en el opuesto


un tope de material plástico con un saliente que encaja en el interior del muelle, más una especie de arandela de 5 mm. de espesor del mismo material. Aparte viene un botecito de grasa para untar ligeramente el sello por la parte exterior para un buen deslizamiento dentro de la cámara, pero procurando que no se cuele delante del mismo, para evitar el dieseling, más unos “parches” (6) de ¼ de pulgada de diámetro de un material desconocido para mí que pegados en los laterales del pistón deben procurar un deslizamiento suave y ligero de este sin el menor peligro de abrasión de la cámara. Vamos, una forma sencilla de “embotonar” el pistón.


Una vez desmontado procederemos a sustituir las piezas originales (2) muelle y (3) sello, por los citados del kit y previamente, a fijar los “botones” (6) al cuerpo del pistón.

Según las instrucciones los botones deben pegarse con una cola del tipo Cyanocrilato (de “la gota”, como se la conoce en España o Krazy Glue en EEUU). Previamente se impone un buen desengrasado con alcohol, una gotita escasa en la cara marrón oscuro (la de color marrón granate debe quedar a la vista) y aplicar estratégicamente en el lateral del pistón.



Antes de introducir el pistón en la cámara se impone un ligero engrasado, con la grasa adjunta, del lateral del sello sin pasarse en cantidad.


Seguidamente se introduce el muelle con su guía y el/los suplementos delanteros y con habilidad y algo de fuerza, se enrosca la parte trasera que contiene el sistema de disparo.

En mi caso, monté primero sin la arandela plástica suplementaria para comprobar las prestaciones que ofrecía. Y en condiciones parecidas a la prueba original, dio estos metros/segundo:

204,1
201,5
203
203,6
201,6
201,7

Como prueba y para que quede constancia, fue suficiente. Procedí a desmontar y volver a montar con el añadido de la arandela-suplemento. Una nueva prueba me desilusionó por completo:

209,6
209,9
208,9
212,2
209,2
210,6

¡Vaya fracaso de Kit!

Tardé como un par de días en reaccionar… me pasa a menudo. Cuando obtengo un fracaso ante unas expectativas demasiado optimistas me deshincho, dejo pasar un tiempo, barrunto todo lo barruntable, me duermo pensando, ideando, indagando por dónde viene el fallo y a veces… al cabo de unos días encuentro la solución, o como mínimo rehago los ánimos para intentar una variante del invento. Así pasa la vida un loco de la mecánica, aficionado al aire comprimido… Si vierais la de proyectos empezados que tengo esperando la chispa para continuar con ellos….!!!

Pero como aquí no hay mucho que inventar y el amigo Silvio tampoco se merece que aparque su juguete, tuve que arrear. Recordé que en un Webley Tomahaw (de Silvio, también), tuve problemas de pocas prestaciones con el kit Maccari y que lo solucioné afinando al torno el lateral del sello hasta dejarle un labio de menos de dos milímetros rozando los laterales y el resto unas décimas inferior para que corriera raudo por la cámara. Esto no se si acortará la vida del sello (ni lo sabré nunca, porqué el h. de p. que le sustrajo el arma a Silvio no creo que se comunique conmigo…), pero aumentó la potencia de modo considerable. Creo recordar que aumentó cuatro y cinco julios con esta operación.

Antes de meterme en manipulaciones del sello preferí ir a lo seguro: Desmonté de nuevo todo y sustituí el sello de Maccari por el de origen (Número 3 en la foto), de color blanco, vuelta a armarlo todo y prueba:

218,9
221,4
217,9
218,9
217,2
219,9

Esto da un promedio de 219 metros por segundo, y en
http://www.straightshooters.com/ , 212 m/s., podemos decir que está muy bien.

Supongo que Silvio no estará del todo contento con lo que le da, pero es lo que hay.

A partir de esta experiencia acabo de convencerme de que los famosos kits del Señor Maccari tienen luces y sombras. Parece ser que los muelles son de una duración extraordinaria y a fe que a simple vista se ven como muy bien hechos, pulidos, con un acabado como enarenado, muy prolijos, vaya, que dan confianza sólo con verlos. La guía ajustada, como debe ser, el invento ese de los botones adheridos habrá que ver el resultado, pero por los pocos tiros que he hecho con pruebas y demás, de momento aguantan firmes. Ahora bien, los sellos, a mi me parece que no acaban de estar óptimamente fabricados/diseñados. Supongo que un sellado absoluto si que deben proporcionarlo, pero esto a costa de un roce excesivo que merma las prestaciones del muelle. No he tenido muchas experiencias y por lo tanto tómese con todas las cautuelas mis afirmaciones, pero es que la primera vez pensé que quizás, por equivocación, había mandado un sello que no era para el modelo exacto de carabina, pero esta Hw80 tiene un sistema de fijación del sello particular y dudo de que el componente enviado sea para otro modelo de carabina…

dilluns, 15 de febrer del 2010

BSA STUTZEN, MECÁNICA COMPLICADA

En mi mesa de operaciones se posa una magnífica carabina de aire comprimido, a muelle y pistón, que posee una belleza centroeuropea innegable.








Se trata de la Bsa Stutzen, que es una versión de las conocidas como modelo Airsporter. Si buscamos en los despieces de Chambers Gunmakers, nos encontramos con el del modelo “RB2 Airsporter Standard & Stutzen models”, que es el que se referencia como Stutzen:
http://www.gunspares.co.uk/showcatimage.asp?id=24692


La culata no es del tipo largo hasta la punta del cañón en el dibujo, por lo que se deduce que era una variante que se ofrecía. Pero comparando con la que tengo delante, veo que hay una diferencia significativa: El puerto de carga del balín, en este despiece es de trampilla, mientras que en el ejemplar a mi vista es de robinete. Por lo que parece, pertenece a la mecánica de los modelos MK y no al del RB:
http://www.gunspares.co.uk/showcatimage.asp?id=24689

Bueno, no soy muy entendido en historia de Bsa y me limito a observar esta diferencia, pero alguien con más conocimientos podría ilustrarnos.

Presto a destriparla, procedo a aflojar los dos tornillos que fijan la culata: uno es el portacorreas delantero y el otro se aloja dentro del pistolete y queda visible tras quitar una tapa de plástico fijada simplemente a presión.







Así fácilmente te quedas con la culata en las manos, separada del ”hierro”.



Para quitar el sistema de palanca de montar, con un botador de medida adecuada, procedemos a empujar el pasador elástico que ejerce de eje basculante para la palanca.



Con una llave (que no tiene que ser inglesa por muy inglesa que sea Bsa… Ni tan enorme), se desenrosca el tornillo (tope-engarce del trinquete) que mantiene la palanca replegada, que además fija al cañón el puente por donde desliza la pieza que empuja el pistón en la acción de montar el arma.



A continuación se quita el robinete-puerto-recámara donde se introduce el balín en la acción de cargar. Aquí está con la palanca desmontada, pero no es necesario hacerlo. Empujando lateralmente sale, tras vencer una cierta resistencia, pues el ajuste es muy estricto.




Me quedé un poco sorprendido cuando vi que salía sin necesidad de desmontar, pero luego caí en la cuenta que la misma culata lo mantiene en su lugar y no se necesita más… Esos ingleses a veces simplifican las cosas.

Ahora bien, a veces también las complican… Con el cuerpo del arma “plumado” en las manos, se presenta el dilema de abrirlo. Por haber desmontado ya alguna otra Bsa, se que el tapón-tope trasero se desenrosca. El material de esta pieza es de alguna aleación de aluminio con un anodizado perfecto de un negro profundo. Una lástima sería deteriorarlo por manipulación poco escrupulosa. Ante todo pongo unas protecciones de plomo en las quijadas del tornillo de banco y con la citada pieza prendida por la parte inferior (que no queda visible con la carabina montada, en caso de que se mellara), a mano, intento desenroscar. Me protejo las manos con guantes y me empleo más a fondo… Y nada. Ni se entera. A partir de este punto debería ponerme a renegar, pero como se por experiencia que no soluciona nada, procuro pensar con calma. No puedo agarrar ninguna parte del arma con alicate, mordaza, llave o cosa parecida so pena de marcar la superficie prolijamente pulida y pavonada… Y luego se me enciende la luz: Con una varilla de latón introducida en el alojamiento del robinete-cargador, puedo hacer la fuerza que quiera sin peligro de mellar nada. Y efectivamente logro desenroscar las piezas, pero la verdad es que no resulta fácil. Las tolerancias son mínimas y la aleación tiene un comportamiento farragoso que produce incluso algún hilillo de metal por el roce del acero. Bueno, primer problema solventado.



Con cuidado llego al final de la rosca y se suelta de golpe, pero menos violento de lo que me esperaba… Menos mal, así no será muy difícil comprimir el muelle, porqué hay que hacerlo a mano por el acabado puntiagudo hacia abajo de la pieza tope, que dificulta usar un compresor de muelles.

Quito la guía del muelle, la arandela que lleva por la parte exterior y el propio muelle. Empujo el pistón para atrás y hace tope. Con un botador empujo fuerte y nada. Pruebo haciendo palanca y que no… Dándole con un martillo de plástico (sin pasarse) y nada de nada!!!

¡Maldita sea! ¿Qué pasa? No entiendo porqué no sale. Miro y remiro y me doy cuenta que la pieza que forma el carril para montar visores, es postiza y “entra” para dentro de la cámara. ¿Será posible? Es de una aleación de aluminio anodizado y por lo tanto hay que tratarlo con mimo. Unos golpecitos con martillo de Nylon no le hacen ni cosquillas. Emplearme a fondo, no me atrevo… No vaya a desgraciarlo todo.

Mira si serán cabritos, que debajo del carril que es la pieza (DV039 del despiece), entre este y el hierro de la cámara de compresión, van unas piezas de goma (DV037) que fijan e impiden el deslizamiento de la guía para visores complicando muchísimo su remoción. Dejo aparcada la carabina y por lo tanto el problema, hasta mañana o cuando tenga claro que hacer. Muchas veces lo hago. Luego con las ideas más claras se me ocurre una solución factible.


Pero mi cabeza no deja de cabilar en una forma de extraer la pieza sin ocasionar desperfectos visibles en una carabina que es preciosa y tiene un precio…

Si he probado a darle con la maza de nylon en la parte delantera de la guía y no cedió y cualquier acción de palanca, presión, golpeteo, más violento en la parte exterior, visible, va a comportar un daño irreparable y no disimulable, no me queda más remedio que “atacarlo” por la parte interior. Lo que queda dentro de la cámara de compresión son tres salientes rectangulares que al empujar la pieza hacia delante encajan en las entallas practicadas a propósito en el tubo de la cámara. Por lo tanto si con una “uña” logro agarrar la última, la que queda más hacia el exterior, que es la única visible, pues el pistón esconde las otras, quizás logre tirar de la pieza y vencer el agarre que proporcionan los insertos de goma adheridos ente medio. Ahora bien, con tirar seguro que no vale, porqué está muy sólido, por lo tanto tengo que golpear con fuerza… ¿Y con Qué martillo?... Ajá!!! Aquí se me enciende la bombilla y me acuerdo del Taca-taca!!!




El llamado familiarmente taca-taca es esta especie de engendro mecánico que me sirve para extraer pasadores cónicos que clavan piezas que precisan de gran exactitud de montaje en las máquinas de artes gráficas que a menudo debo reparar. Como se muestra en la parte de arriba está equipado con una rosca que corresponde a la que llevan los pasadores de un cierto tamaño. Cambiando la rosca se pueden sacar pasadores de otras medidas. Por lo tanto sustituyendo la rosca por la pieza (parte inferior) que me fabrico y cemento (la uña) a propósito, espero lograr mi propósito…

El funcionamiento, ya se puede intuir… Moviendo rápidamente el peso deslizante a lo largo de la varilla, se hace percutir en el tope del extremo y produce una acción violenta de tirón.




Aquí se puede ver la “máquina” en acción… Sólo aseguré que no se escapara la uña de su alojamiento detrás del saliente rectangular mediante una cuña de madera a propósito introducida en el tubo de la cámara y a darle candela…

Y la cosa hubiera ido de maravilla al cabo de una docena de impactos, si al segundo y por precipitación y poco cuidado no me hubiera visto impelido a blasfemar por este “regalito” que me hice:




Bueno, incidente a parte, pues, si, logré mi propósito:




Nótese que el saliente rectangular de la parte final está algo maltratado por la herramienta esa (señal que ni así fue fácil) y que el del otro extremo también tiene una marca, producida por el pistón, en un primer intento de extraerlo a la fuerza bruta…Noten que las láminas de goma quedan adheridas en la parte inferior de la pieza.

A continuación puedo extraer el pistón sin problemas





Bueno, con el arma ya desmenuzada:




Se aprecian todas las piezas de que está compuesta, a parte de la culata.

Como el motivo era revisar y afinar el arma, cambio la junta tórica que actúa de sello (véase la disposición de ésta y que un poco más atrás tiene una rondana de material plástico que permite amortiguar el impacto del frontal metálico móvil, contra el fondo de la cámara en la acción del disparo) que estaba algo mellada.

Probando el arma antes de desarmarla, noté que el muelle tenía una vibración desagradable y al ver las tripas, comprendo el motivo posible del defecto: Si bien la guía (una chapa doblada) ajusta relativamente bien, al tener la parte trasera hecha a base de una arandela (mal) remachada al tubo, la rigidez es mínima y la la oscilación lateral del muelle hace que ceda y este pueda golpear en las paredes de la cámara produciendo el cascabeleo. Por lo tanto, creo imprescindible confeccionar una guía adecuadamente ajustada y de una sola pieza, para que el muelle trabaje sin posibles desviaciones laterales. En el mismo sentido hago una arandela-centradora para la parte delantera del muelle (irá introducida en el fondo del pistón).




Véase el muelle con la guía y la arandela antigua arriba y la nueva y el centrador en la parte inferior.

Que en su posición de trabajo quedará tal que así:



A la hora de montar todo, procedo a un generoso pero no excesivo embadurnado del muelle con la grasa especial para cadenas tipo LA-8 que me viene dando buenos resultados y mucho más fácilmente que al desarmar, consigo el armado completo de la carabina.



Unas pruebas de sus prestaciones me certifica que mantiene el vigor que tenía antes, no excesivo, pero agradable para este arma. Está algo por debajo de los 200 metros por segundo, pero ahora tiene una vibración mucho más contenida y el disparo es muy agradable. Se puede decir que ha sido un éxito. Espero que su orgulloso dueño pueda presumir de un arma bonita, escasa, señorial, deseable y que además suene bien.

Las dificultades en la mecánica, una vez solventadas, son de lo más placenteras, para los mecánicos vocacionales como yo , al menos... Si alguien ejerce la profesión (cualquiera) sin vocación, me apiado de él, debe ser durísimo.