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divendres, 21 de febrer del 2025

PAVONAR CON PRODUCTOS DEL SUPERMERCADO

Hay infinidad de formas de pavonar.Se puede pavonar por calor directo, en frío mediante cualquiera de las preparaciones en venta o algunas recetas “secretas” de particulares, en caliente a base de alguna de las múltiples fórmulas a base de sosa y algún ácido o se puede pavonar “a la antigua” también con múltiples fórmulas posibles.


De estas últimas, por ejemplo, la Fábrica de Armas de Oviedo, allá por los años 1850, usaba una con no menos de seis ingredientes, a cuál más dañino, que se aplicaba sobre el acero, se dejaba que este se oxidara durante 24 horas o más según la humedad ambiente, luego se cepillaba el polvillo rojizo y se volvía a aplicar. Así durante seis o siete veces por lo menos y cuando se conseguía un color achocolatado, mediante un hervor y consiguiente aceitado se conseguía un pavonado prestigioso.


He pavonado como simple aficionado con varios sistemas: en frío, a soplete (piezas pequeñas como tornillería o puntos de mira), en caliente a base de sosa cáustica y demás:


http://airecomprimido.net/joanaire/articulos/Pavonar/pavoncat.htm


Pero me quedaba pendiente de probar “a la antigua”, pues lo consideraba engorroso, por la dificultad de conseguir algunos ingredientes y por la lata de estar una semana con la “obra”.


Pero últimamente me llegó la fórmula para conseguir resultados parecidos con productos de fácil adquisición y con un tiempo sumamente reducido.


INGREDIENTES:


Salfumán, Amoníaco, Zinc y Agua Oxigenada.


Así de sencillo. Los dos primeros se encuentran en el supermercado, el último también o bien en la farmacia y el único raro es el zinc. Yo lo conseguí de una pila de las baratas, de esas que no son alcalinas, las de toda la vida, las que llevan en el centro una barrita de carbón y el envoltorio es de zinc. Ojo, a la vista suele haber una cobertura de plástico, debajo una lámina de hojalata (se adhiere a un imán) y debajo hay el envase de Zinc cuya base sirve de polo negativo, mientras que el positivo es la punta del carbón central, en el otro extremo. ¡NO SIRVEN LAS ALCALINAS!


Para ver como recuperarlo, poner en el buscador de YouTube Como extraer zinc de pila y os saldrán varios videos explicativos.


MEZCLA:


20 ml de salfumán (ácido clorhídrico al 33%)

Añadir 3,6 gramos de zinc a trocitos, de a poco. (Los primeros se diluyen rápido, pero los últimos pueden tardar bastante)

Luego añadir 64 ml de amoníaco al 2,5 %.

Y así tendremos unos 85 mililitros de solución para propiciar el oxidado, que durará para mucho, en plan aficionado, claro.


Como no todo puede ser felicidad, me encontré con que el porcentaje de clorhídrico del salfumán que conseguía no era del 33 sino del 20%. Y el del amoníaco, tampoco coincidía, era del 4% en lugar del 2,5…


Sabía que necesitaba 6,6 ml. de ácido clorhídrico, 1,6 ml. de amoníaco, 3,6 gramos de zinc y el resto era agua hasta los 85 mililitros.


Por lo tanto, reformulé la mezcla:


33 ml de salfumán al 20% (6,6 de clorhídrico y 26,4 de agua)

40,6 ml de amoníaco al 4% (1,6 ml amoníaco puro y 39 de agua)

3,6 g de zinc a trocitos.

Más 10,4 ml de agua que debiera ser destilada, pero yo la puse del grifo…


Hasta aquí, tenemos el caldo para propiciar que el acero se oxide, pero nos falta algo: el oxígeno.


Antiguamente, se esparcía la solución por el metal y se esperaba que en contacto con el aire se oxidara la pieza. Esto duraba como mínimo un día. Algunos restauradores profesionales o semi, poseen un armario de oxidación que, en su mínima expresión puede ser una caja de cartón con un humidificador y un calefactor dentro. Calor y humedad, aceleran el proceso. Aun así, unas horas no te las quita nadie.


Pero el milagro, lo que me sorprendió gratamente, es la aceleración que provoca el agua oxigenada.

Hoy, vamos a probar el funcionamiento en una llave de fabricación propia:



PROCEDIMIENTO:


Partiendo de las piezas desengrasadas, aplicamos una capa abundante del preparado con una muñequilla de trapo o algodón. Con un secador o decapador, podemos acelerar el secado, incluso.




Y a continuación, a muñequilla también esparcimos abundante agua oxigenada. Veremos que va tomando un tono anaranjado el metal. Damos varias pasadas para que quede uniforme. En este punto, he llegado a la conclusión que es preferible “fumarse un pitillo -o darse un paseo- de media hora” para que el óxido aparezca.




Una vez oxidada la pieza, procedemos a hervirla durante aproximadamente un cuarto de hora



Notaremos que el óxido se va quedando negro. 

Como es la primera vez queda muy irregular y disperso. Paciencia.




Seguidamente, procedemos a cepillar el polvo de óxido rojo y solo quedará algo de negro. No desanimarse, porqué tendremos la sensación que ha desaparecido todo. Estamos en el primer paso de los cinco como mínimo que deberemos hacer…



Y procederemos a repetir las operaciones. 




Y aquí, no vamos a repetir todas las operaciones que efectué (cinco en total), para no aburrir…




Con el cuarto pulido ya queda bastante oscuro. 



La quinta oxidación ya será la última, más veces, proporcionarían un negro más profundo, pero para esta pieza, es suficiente.

Decir que yo poseo esta rueda de alambre finísimo que cepilla los restos de óxido sin rayar, pero que un efecto similar se consigue con lana de acero fina y dándole a mano. Más lento, menos cómodo pero según dicen, también funciona.




Ultima pasada del preparado y a continuación el agua oxigenada, el pertinente hervido y esta vez como ya quedaba a gusto, en vez de pulir, baño de aceite y secado.



Y aquí tenemos el trabajo terminado.


Espero que se animen a probar. 




Es un entretenimiento fantástico para una tarde de previsible aburrimiento, lluviosa, por ejemplo o para no ser esclavo de pantallas…

dissabte, 30 de novembre del 2024

GIFFARD CARBONA - Adaptación para tirar con powerlets de 12 gramos

 A los coleccionistas de armas de aire comprimido que, además de ávidos de atesorar piezas, nos gusta usarlas, o como mínimo tenerlas en disposición de ser usadas, siempre nos encontramos con dificultades técnicas. Va incluido en la afición. Y diría que forma parte del goce de coleccionar.


Las armas Giffard Carbona que son muy interesantes y no muy abundantes, para ponerlas “en marcha”, como mínimo necesitan de un cambio del sello de la válvula del depósito de co2, originalmente de una especie de caucho que se reseca y resquebraja con el tiempo, por uno de poliuretano fabricado exprofeso, además de comprobar que no tienen faltantes grabes en sus mecanismos.


Llenar el depósito desde una garrafa nodriza, comporta proveerse de una conexión adecuada, no existente en el “mercado” y, por lo tanto, hay que buscar quien la haga en un torno. Luego hay que proveerse del co2 a granel en forma de un extintor de este gas, una bombona de gasificar refrescos en los bares o una de tipo industrial. Todo algo complicado de conseguir para quien no tenga los contactos adecuados.


Otra solución es la que en foros de aficionados se suele apuntar, que es adaptar algún tipo de bombona destinada a las armas de co2 que se pueden adquirir en armerías u otros comercios. 


Si bien tengo más o menos solucionado el sistema de llenado de los depósitos originales, me apetecía buscar una forma de conseguir tirar con los cartuchos de 12 gramos clásicos, conocidos como powerlets.


Pensé en reproducir el propio depósito original y dado que el largo era suficiente, poner dos cartuchos en vez de uno, tal como funcionan algunas armas en el mercado actualmente. Esto permitiría tener unos 24 gramos disponibles, muy lejos de los prácticamente 100 que puede albergar el depósito original, pero suficiente para quitarnos las ganas de probar nuestra reliquia de vez en cuando…


Los primeros intentos procurando diseñar un depósito a partir de las roscas de las cuales dispongo de machos y terrajas se me complicaron demasiado y decidí ir a lo seguro. 


Tengo un torno de sobremesa de esos chinos, no muy capaz y tampoco de los más modernos. Había hecho alguna roscas con resultados regulares, pero decidí que me resultaría muy instructivo para aprender, roscar lo que hiciera falta, con paciencia y procurando no hacer demasiados estropicios.



Para empezar, decidí reproducir a la décima el tapón del depósito que conecta este con el arma, así no habría problemas de graduaciones para conseguir que tirara como de origen, siempre y cuando encontrara un muelle parecido al original y las piezas que forman la válvula fueran un calco de las originales también. Lo conseguí al extremo que es intercambiable perfectamente con el original.



La rosca que conecta el tapón del depósito con la carabina es estándar Métrica 20x2 y no representó demasiados problemas aparte de que es un poco grande para tan poca máquina y tuve que ir quitando material de a poco mediante finas pasadas, pero llegué a buen puerto.


La que rosca el dicho tapón con el cuerpo del depósito fue otra historia. No es una rosca estándar, es un “invento” de los que parieron el arma: Métrica 27x1. O sea, que el diámetro exterior es de 27 milímetros y de cresta a cresta de la rosca mide 1 mm. De hecho es un buen diseño, pues los 27 milímetros son adecuados para conseguir que la capacidad de la cámara de la válvula sea lo más grande posible y el paso de un milímetro es muy adecuado para conseguir estanqueidad con la simple ayuda de un poco de sellante hidráulico.


Hay que decir que como no dispongo de fresadora, las caras del octógono (no es hexágono como sería normal) para roscar el depósito al arma, mediante llave de 27 mm. (rarilla también, que venía de origen, pero yo no tengo) las tallé a lima con paciencia y arte.



Esto son las “tripas” del depósito original: Procuré reproducirlo todo con la salvedad de que la pieza que aguanta el muelle y se apoya en el resalte que tiene el depósito original fue sustituida por una que queda fija mediante introducción forzada por dilatación del depósito por calor y que una vez frío “atrapó” el disco. Esto es para que al enroscar el tapón trasero y hacer fuerza para pinchar las bombonas o powerlets, no ceda.

 


El interior del nuevo depósito queda así: 



A partir de aquí, podemos decir que es creación propia.El cuerpo del depósito propiamente dicho, es agujereado mediante brocas a 18,5 milímetros y luego mediante escariador, llevado a 19 mm. para que quedara una superficie lisa y que mediante las juntas tóricas produjera una estanqueidad suficiente.



Los powerlets miden algo menos de 19 milímetros de diámetro y por lo tanto pueden circular libremente. Van a ir enfrentador por “la boca”, o sea que el culo de uno apoyará en el disco descrito anteriormente y el del otro será empujado por el tapón al roscarlo. 



En el centro de los dos cartuchos va un disco de aluminio que tiene inserto a presión un pincho doble de acero templado que al ser apretados uno contra otro los powerlets, los perfora y permie que el gas fluya en todo el interior del depósito y sea contenido por las juntas que tiene el tapón y que ajustan desde el moment que empezamos a enroscarlo (antes de que los pinchos perforen) Así es como queda antes del “embellecimiento" exterior.



El tapón que cierra el conjunto, va roscado a Métrica 22x1,5, una rosca que funciona bien pero que decidí usarla porque tengo la terraja adecuada y me ahorraba acabarla en el torno, pues solo la marqué con unas pasadas y luego la acabé con la matriz. Podría haber sido otra sin problema.


Una vez montado procedo a tornear los rebajes parecidos al original y el moleteado (o grafilado, como decimos por aquí). 



A la medida de largo adecuado, procedo al redondeado del extremo y posteriormente a cortar el tetón sobrante y limado y pulido del extremo.



Esta es la disposición que queda finalmente a falta de pavonar y montar:



El pavonado lo hago en frio, con un pavonador industrial (comprado en garrafasde10 litros), pero haciendo lo que a base de prueba-error he visto que funciona bien:
Caliento la pieza a unos 250 grados o algo más, creo (no tengo medios para medirlo, pero lo pongo a un color amarillo oscuro, camino de tornarse azulado) y luego lo introduzco en la solución diluida en agua (1+10) unos minutos hasta que queda un color intenso. Luego lo enjuago en agua corriente unas cuantas veces renovándola, seco con aire y aceito abundantemente en un aceite mineral limpio.


Cabe decir que antes del proceso de pavonado hay que desengrasar bien. Yo sumerjo las piezas en alcohol isopropílico.Este proceso me ha dado bastantes buenos resultados, no diré que como el pavonado químico en caliente, pero para armas que no van a tener un uso intensivo es más que suficiente.


Y así quedó el invento.



Hay que decir que a fin de asegurar la estanqueidad, tallé dos ranuras y puse dos juntas tóricas en el tapón.



Ahora en un momento dado podré pegar unos tiros sin necesidad de cargar alguno de los dos depósitos originales, simplemente comprando unos powerlets.



 Además casi nadie apreciará que no tiro con un depósito original (salvo que sopese el arma, pues este es bastanta más pesado que los otros, pues tiene paredes más gruesas…)