Hay infinidad de formas de pavonar.Se puede pavonar por calor directo, en frío mediante cualquiera de las preparaciones en venta o algunas recetas “secretas” de particulares, en caliente a base de alguna de las múltiples fórmulas a base de sosa y algún ácido o se puede pavonar “a la antigua” también con múltiples fórmulas posibles.
De estas últimas, por ejemplo, la Fábrica de Armas de Oviedo, allá por los años 1850, usaba una con no menos de seis ingredientes, a cuál más dañino, que se aplicaba sobre el acero, se dejaba que este se oxidara durante 24 horas o más según la humedad ambiente, luego se cepillaba el polvillo rojizo y se volvía a aplicar. Así durante seis o siete veces por lo menos y cuando se conseguía un color achocolatado, mediante un hervor y consiguiente aceitado se conseguía un pavonado prestigioso.
He pavonado como simple aficionado con varios sistemas: en frío, a soplete (piezas pequeñas como tornillería o puntos de mira), en caliente a base de sosa cáustica y demás:
http://airecomprimido.net/joanaire/articulos/Pavonar/pavoncat.htm
Pero me quedaba pendiente de probar “a la antigua”, pues lo consideraba engorroso, por la dificultad de conseguir algunos ingredientes y por la lata de estar una semana con la “obra”.
Pero últimamente me llegó la fórmula para conseguir resultados parecidos con productos de fácil adquisición y con un tiempo sumamente reducido.
INGREDIENTES:
Salfumán, Amoníaco, Zinc y Agua Oxigenada.
Así de sencillo. Los dos primeros se encuentran en el supermercado, el último también o bien en la farmacia y el único raro es el zinc. Yo lo conseguí de una pila de las baratas, de esas que no son alcalinas, las de toda la vida, las que llevan en el centro una barrita de carbón y el envoltorio es de zinc. Ojo, a la vista suele haber una cobertura de plástico, debajo una lámina de hojalata (se adhiere a un imán) y debajo hay el envase de Zinc cuya base sirve de polo negativo, mientras que el positivo es la punta del carbón central, en el otro extremo. ¡NO SIRVEN LAS ALCALINAS!
Para ver como recuperarlo, poner en el buscador de YouTube Como extraer zinc de pila y os saldrán varios videos explicativos.
MEZCLA:
20 ml de salfumán (ácido clorhídrico al 33%)
Añadir 3,6 gramos de zinc a trocitos, de a poco. (Los primeros se diluyen rápido, pero los últimos pueden tardar bastante)
Luego añadir 64 ml de amoníaco al 2,5 %.
Y así tendremos unos 85 mililitros de solución para propiciar el oxidado, que durará para mucho, en plan aficionado, claro.
Como no todo puede ser felicidad, me encontré con que el porcentaje de clorhídrico del salfumán que conseguía no era del 33 sino del 20%. Y el del amoníaco, tampoco coincidía, era del 4% en lugar del 2,5…
Sabía que necesitaba 6,6 ml. de ácido clorhídrico, 1,6 ml. de amoníaco, 3,6 gramos de zinc y el resto era agua hasta los 85 mililitros.
Por lo tanto, reformulé la mezcla:
33 ml de salfumán al 20% (6,6 de clorhídrico y 26,4 de agua)
40,6 ml de amoníaco al 4% (1,6 ml amoníaco puro y 39 de agua)
3,6 g de zinc a trocitos.
Más 10,4 ml de agua que debiera ser destilada, pero yo la puse del grifo…
Hasta aquí, tenemos el caldo para propiciar que el acero se oxide, pero nos falta algo: el oxígeno.
Antiguamente, se esparcía la solución por el metal y se esperaba que en contacto con el aire se oxidara la pieza. Esto duraba como mínimo un día. Algunos restauradores profesionales o semi, poseen un armario de oxidación que, en su mínima expresión puede ser una caja de cartón con un humidificador y un calefactor dentro. Calor y humedad, aceleran el proceso. Aun así, unas horas no te las quita nadie.
Pero el milagro, lo que me sorprendió gratamente, es la aceleración que provoca el agua oxigenada.
Hoy, vamos a probar el funcionamiento en una llave de fabricación propia:
PROCEDIMIENTO:
Partiendo de las piezas desengrasadas, aplicamos una capa abundante del preparado con una muñequilla de trapo o algodón. Con un secador o decapador, podemos acelerar el secado, incluso.
Y a continuación, a muñequilla también esparcimos abundante agua oxigenada. Veremos que va tomando un tono anaranjado el metal. Damos varias pasadas para que quede uniforme. En este punto, he llegado a la conclusión que es preferible “fumarse un pitillo -o darse un paseo- de media hora” para que el óxido aparezca.
Una vez oxidada la pieza, procedemos a hervirla durante aproximadamente un cuarto de hora
Notaremos que el óxido se va quedando negro.
Como es la primera vez queda muy irregular y disperso. Paciencia.
Seguidamente, procedemos a cepillar el polvo de óxido rojo y solo quedará algo de negro. No desanimarse, porqué tendremos la sensación que ha desaparecido todo. Estamos en el primer paso de los cinco como mínimo que deberemos hacer…
Y procederemos a repetir las operaciones.
Y aquí, no vamos a repetir todas las operaciones que efectué (cinco en total), para no aburrir…
Con el cuarto pulido ya queda bastante oscuro.
La quinta oxidación ya será la última, más veces, proporcionarían un negro más profundo, pero para esta pieza, es suficiente.
Decir que yo poseo esta rueda de alambre finísimo que cepilla los restos de óxido sin rayar, pero que un efecto similar se consigue con lana de acero fina y dándole a mano. Más lento, menos cómodo pero según dicen, también funciona.
Ultima pasada del preparado y a continuación el agua oxigenada, el pertinente hervido y esta vez como ya quedaba a gusto, en vez de pulir, baño de aceite y secado.
Y aquí tenemos el trabajo terminado.
Espero que se animen a probar.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada